Las Constelaciones Familiares

Las constelaciones familiares son una forma de intervención terapéutica desarrollada por el terapeuta alemán Bert Hellinger y actualmente difundida por todo el mundo. A través de las mismas los problemas humanos son contemplados desde una perspectiva sistémica, transgeneracional, y directamente orientada a su solución. Con esta perspectiva ampliamos nuestra mirada sobre el ser humano y sus problemas para situarlos ambos en su contexto vital, en la trama familiar donde la persona existe y se desarrolla, desde la cual tiene un lugar en el mundo y una visión del mismo.

Con esta mirada ampliada, surgen a la luz naturalmente dimensiones de sentido más profundas que permiten ver los problemas, la infelicidad, la enfermedad etc., bajo una nueva perspectiva que facilita una nueva forma de abordarlos. Así por ejemplo, cuando una pareja en crisis descubre que la mujer está expresando la rabia que su madre no pudo expresar contra las infidelidades de su padre y el hombre descubre el origen de su pasividad en el dolor producido por la muerte de su padre, ambos quedan libres para dejar los conflictos y el dolor allí donde realmente pertenecían y eran coherentes, pudiendo mirarse ahora realmente el uno al otro y encontrarse en un nuevo presente libre de cargas.

Todos nacemos dentro de una red familiar a la que pertenecemos y a la que nos unen profundos lazos de amor y fidelidad. A ella pertenecen hermanos, padres, abuelos y otros que han aportado para la existencia de la familia, tanto vivos como muertos, conocidos o desconocidos. Estos lazos nos permiten apreciar la vida en la forma única y especial en que nos fue dada a cada uno y desarrollarla en toda su potencialidad. Esta es, de hecho, la función principal de tales vínculos familiares. Sin embargo, para poder cumplir esta función, el amor y la fidelidad deben darse en el marco de algunos principios básicos. Dichos principios han sido sintetizados a partir de la observación fenomenológica de la realidad de las familias, expresada en las configuraciones espaciales de las constelaciones familiares. Bert Hellinger los llamó Órdenes del Amor.

Estos órdenes son un cauce para que el vínculo amoroso pueda beneficiar a todos en la familia y nadie quede en un lugar perjudicial. Cuando no son respetados, todos o alguno de los miembros de la familia son llamados a ocupar lugares que pueden llevarlos a la debilidad, la infelicidad, la enfermedad, la ruina, etc.

Por ejemplo, uno de los Órdenes del Amor es que todos los miembros de la familia tienen derecho a pertenecer a la misma en igualdad de condiciones, independientemente de su comportamiento o méritos. Entonces, si se niega excluye o trata injustamente a alguien (por hacer algo que la familia no aprueba, por ejemplo) otro miembro de la familia ocupará su lugar identificándose con el excluido, en un intento del sistema por reequilibrarse. Y repetirá inconscientemente la misma suerte del excluido, tal vez sus conductas destructivas, o sus enfermedades… en lugar del miembro excluido y aunque no lo conozca, ni haya sabido de su existencia. Ahora bien, si esa persona excluida es reconocida y honrada como un miembro más de la familia, con igual derecho de pertenencia, la persona que estaba identificada con él queda liberada, pudiendo recuperar su propio lugar en la familia, el lugar que le da fuerza y le permite la consecución de su propia felicidad y su propio destino. Vuelve a ser libre. Esta es la función de la conciencia, una instancia que vela por el orden en el sistema y que compensa los desequilibrios y sanciona los desórdenes de una forma totalmente inconsciente. Esto tiene lugar en una dimensión colectiva y transgeneracional que resulta inaccesible para el alcance de la conciencia ordinaria cotidiana, pero que se manifiesta con mucha claridad en el contexto de las constelaciones familiares.

Las constelaciones se orientan, pues, a que la persona pueda reapropiarse de su presente y orientarse hacia su futuro. Y con ello pueda ser libre y responsable actor de su propia vida y aprovechar al máximo el legado de su historia familiar. Esto se logra permitiendo que las conductas problemáticas, los estados emocionales negativos enfermedades o aspectos de su vida que no tenían sentido ni solución dentro del marco de su conciencia ordinaria y su vida actual, vuelvan al contexto del pasado donde sí tenían sentido, con las personas para las que sí eran coherentes, y permanezcan en ese pasado dando fuerza donde antes la quitaban, aportando claridad donde antes movían a confusión.

Problemas que pueden ser trabajados
Los problemas que pueden tratarse con constelaciones son muy variados. En términos generales, aquéllos problemas repetitivos, disruptivos, muy resistentes al cambio, o cuya gravedad ha resistido a los intentos conscientes por cambiarlos o mejorarlos. Específicamente, las constelaciones son de aplicación en dificultades para encontrar o mantener una relación de pareja, problemas para concebir sin causas biológicas, problemas en casos de adopción, relaciones conflictivas con hermanos, hijos o padres, la sensación de insatisfacción general en las relaciones o en la percepción de sí mismo. Igualmente en casos de enfermedad física o psíquica, adicciones, tendencia a los accidentes. También las dificultades con herencias, o dificultades profesionales, grandes pérdidas económicas repetitivas, dificultad reiterada para ganarse la vida o independizarse, dificultades vocacionales.

Modo de trabajo
Los participantes se colocan en un círculo alrededor de un espacio central despejado. Trabaja una persona cada vez, siendo variable el número de personas que trabajan en cada taller y no pudiendo garantizarse quién va a trabajar directamente y quiénes lo harán a través de las constelaciones de otros. La elección la realiza el terapeuta de forma intuitiva, basándose no solamente en las necesidades individualmente manifestadas, sino también en las necesidades o posibilidades de ese grupo en particular.

Una vez elegida la persona que va a trabajar se le pide que concrete el tema. En función del mismo se decidirá qué personas de su familia deben figurar inicialmente en la constelación. Hecho esto, se le pide que elija representantes entre los asistentes para cada uno de esos miembros de su familia y los coloque en el espacio central de tal forma que el lugar que ocupen y la imagen resultante represente las relaciones que existen entre los miembros reales de la familia a los cuales representan. Hecho esto, la persona se sienta. Los representantes se centran en sus sensaciones corporales y en si sienten deseo de moverse, pudiendo hacerlo lentamente en caso afirmativo. Estas sensaciones y movimientos muestran las dinámicas ocultas en el inconsciente familiar. Una vez determinadas las dinámicas que están incidiendo en el problema se busca una solución, incorporando por ejemplo a los miembros de la familia que faltan, o corrigiendo los lugares hasta que todos se sientan bien.

Es importante destacar que los efectos de una constelación alcanzan tanto a la persona que trabaja como a los que la observan.

Asimismo, las sensaciones vividas haciendo de representante en constelaciones de otras personas, proporcionan una amplia gama de vivencias emocionales y sensaciones en un corto espacio de tiempo que producen una resonancia en el propio inconsciente del representante, impulsando movimientos afines en su propio sistema.